Palabras Inaugurales a las VIII Jornadas Nacionales de Pastoral Educativa de FAERA

Estimados amigos:
¡Bienvenidos a las VIII Jornadas de pastoral educativa de Faera! Con gran alegría los recibimos y damos gracias a Dios de poder estar en esta coqueta Mendoza, y agradecidos también de estar en la región cuyana y de todos los que hacen posible este encuentro al pie del macizo cordillerano. Esta tierra fue muy querida por el Padre de la Patria, en la que gestó la epopeya emancipadora de los Andes.
FAERA tiene una identidad construida por las Congregaciones y Asociaciones miembro. La “Federación De Asociaciones Educativas Religiosas de la Argentina” (FAERA) es un proyecto imaginado y trabajado desde las Congregaciones e Institutos de Vida Consagrada en Argentina. Queremos consolidar esta identidad, convencidos de que tenemos un aporte particular a la educación en general y a la educación confesional en particular.
El 30 de junio de 2014, en el Colegio Marianista de Buenos Aires, tuvo lugar la Asamblea Constitutiva de la Federación de Asociaciones Educativas Religiosas de Argentina (FAERA).
Nos convoca una misión que nos viene del Señor Jesucristo, la educación católica, a la que sirven desde hace siglos nuestros institutos religiosos, poniendo los dones de naturaleza y de gracia recibidos de la mano del Padre de los cielos, que cuida de sus hijos. Es una misión que con prontitud evangélica estamos siempre atentos a desplegar por el bien de los niños y los jóvenes.
Esta misión la ejercemos en una compleja encrucijada local, nacional y mundial. Estamos saliendo lentamente de un durísimo tiempo de pandemia por el Covid 19. No conocemos acabadamente los efectos y secuelas que tiene ese parate universal en nuestra vida y en lo más profundo de cada uno de nosotros, en las familias que confían en la educación que brindamos y en nuestros destinatarios.
A este duro contexto se le suma desde hace unos meses una guerra. Situación más que dolorosa y que toca nuestra fibras cristianas más íntimas. Imploramos del Señor de la paz, el cese de las hostilidades por el bien de toda la humanidad que fue reconciliada por la sangre del Señor en su misterio de la pasión muerte y resurrección.
Ensombrecidos por todos estos nubarrones que entorpecen el camino en el corto y mediano plazo de la familia humana, aparecen cifras desalentadoras sobre el decrecimiento del nivel educativo de nuestra población, especialmente niños y jóvenes. Hablo, por ejemplo, de la fría comprobación de que: Solamente dos de cada diez chicos de nuestras escuelas comprenden lo que leen. Dicho así es simplemente un número. Todos sabemos que no es solamente eso, es un dolor, es un sufrimiento, es una pérdida que a veces se vuelve irreparable.
Con estos avisos de la realidad, nuestro encuentro se vuelve un gran espacio de discernimiento según el Evangelio de la vida de nuestras escuelas, una búsqueda centrada en el cumplimiento de la voluntad de Dios sobre nosotros y sobre todas las comunidades educativas que representamos. Las iluminaciones de los distintos ponentes, como también los variados talleres que se nos ofrecerán, ayudarán a encontrar caminos y sendas educativas de paz y crecimiento. Es ardua la tarea, pero nos llena de esperanza hacerla en este marco de comunión y de entrega generosa, por parte de los organizadores. Tenemos que posicionar la escuela en nuestra sociedad.
Acerquemos espiritualmente, con constancia, a los niños y jóvenes en este encuentro; “dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos” dice el Señor en el Evangelio de San Marcos. Nuestro ámbito escolar está entre Jesús y los niños. De esta forma no perderemos nunca la esperanza, por más desoladora que sea nuestra experiencia de educadores enviados como ovejas en medio de lobos.
Hoy celebramos al Sagrado Corazón de Jesús, pidamos por todo don perfecto, como dice el Apóstol Pablo, un corazón semejante al de Jesús: que escuche, que sea paciente, que afronte los dolores de nuestro convulsionado tiempo, que sea caritativo especialmente con los más pobres, un corazón confesante del amor de Jesús y por Jesús, su hijo, nuestro Señor. Que nuestro corazón sea como el de la Virgen María, estamos en una casa de María y nos inunda su presencia maternal, “que conservaba todas estas cosas en su corazón”.
Con estos sentimientos nos sumergimos en las jornadas. El Señor nos bendiga a todos.
Mendoza, 24 de junio de 2022
Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
0 Comments